Hoy en día pasamos por muchos acontecimientos vitales tanto positivos como negativos: casarse, mudarse, finalizar una carrera, encontrar el primer empleo, despidos, separaciones o divorcios, tener hijos/as…
Todos estos acontecimientos sean positivos o negativos nos generan estrés y algunos de ellos conllevan una gran crisis.
Para superar estas crisis no hace falta hacerlo solo y no quiere decir que no podamos sobrevivir a esa crisis solos, sino que lo haremos con un coste de sufrimiento mayor y con la posibilidad de quedarnos atascados en algunas de sus fases. Para salir airosos de las crisis que nos plantea la vida y llegar al «crecimiento postraumático» podemos ayudarte.
Y si a pesar de no estar pasando por una crisis notas que no disfrutas de la vida y que te cuesta apreciar los momentos de felicidad, también te ayudamos a que disfrutes más de lo que tienes o te pasa, viviendo más en el momento presente y no estando tanto en preocupaciones de futuro y fantasmas del pasado.
Una de las grandes ironías de nuestro afán de ser más felices es que muchos de nosotros nos concentramos en cambiar las circunstancias de nuestra vida con la esperanza equivocada de que estos cambios nos traerán felicidad.
¿Por qué los cambios en la vida tienen tan poca importancia? Porque existe una fuerza muy poderosa que los psicólogos llamamos «adaptación hedonista».
El ser humano tiene una gran habilidad para acostumbrarse rápidamente a los cambios sensoriales o fisiológicos. Cuando fuera hace un frío glaciar y entramos en un lugar, el calor de la chimenea donde crepita el fuego al principio produce una sensación muy agradable, pero uno se acostumbra enseguida y puede que incluso se sienta acalorado.
Últimamente hay un gran auge de Psicología Positiva. Martín Seligman precursor de la psicología positiva se centra en tres caras de la felicidad: la emoción positiva, la entrega y el sentido. La emoción positiva es cuando sentimos placer, pero esto no es suficiente para la felicidad, de hecho hay muchas cosas en la vida que nos pueden proporcionar un placer inmediato pero ¿teniendo todas estas cosas nos consideramos totalmente felices?
La entrega se refiere a fundirnos totalmente en una actividad, le llaman «fluir». Cuando realizamos una actividad en la que estamos totalmente concentrados y tenemos la sensación de que el tiempo ha parado. En estos momentos no pensamos, ni sentimos nada.
El tercer elemento sería el sentido, sentir que pertenecemos o que nuestra vida tiene un sentido.
La psicología positiva no es: estar todo el día contento o feliz, ocultar o reprimir nuestros sentimientos negativos (como hemos ido viendo en nuestro blog en el emocionario todas las emociones son necesarias y guían nuestra «brújula emocional»). Si estáis interesados en profundizar más podéis consultar Martin Seligman y en Gaia Psicología seguiremos profundizando en el mundo emocional.
Os dejamos este vídeo que nos habla de la felicidad y de la importancia de dónde centremos nuestra atención. Y si os animáis a entrenar la atención y con ellos conseguiréis centrar la atención en las cosas positivas de la vida os invitamos a que os inscribáis en nuestros Talleres de Mindfulness.
Desde Gaia Psicología os deseamos una muy buena semana,